miércoles, 30 de abril de 2008

Acta de la 9ª Sesión (24 de Abril de 2008)

Paula TORRES GARCÍA (Alumna)
Andrea TAMARGO ALONSO (Alumna)
María VILLA TAMARGO (Alumna)
Carmen ÁLVAREZ ÁLVAREZ (Antigua alumna invitada)
Sandra CARRANZA LÓPEZ (Alumna)
Laura BURIA SANTOS (Alumna)

La presente sesión se llevó a cabo sin la presencia del profesor, al que le fue imposible asistir. En su lugar Carmen dirigió la sesión.

Tras una visita de rigor al blog para consultar las visitas que estamos teniendo y situar en qué punto del programa nos ubicamos se comenzó el tema 4 del programa, titulado: Transversalidad y Educación para la Ciudadanía. Carmen comenzó leyendo un texto suyo titulado "¿En qué valores educar?", donde muestra la dificultad que tiene la determinación de unos valores universalmente aceptados. Hizo referencia a la clasificación de Adela Cortina, quien considera valores fundamentales, valores por excelencia, los propios de la Revolución francesa, es decir, la libertad, la igualdad y la fraternidad, e incorpora el respeto y el diálogo. Se planteó también la justicia como valor principal, basada en derechos, igualdad y libertad, siguiendo la propuesta de Victoria Camps. A partir del comentario del texto una alumna preguntó si existían paradigmas o algo similar en el ámbito de la educación en valores. Carmen hizo un breve comentario a los tres modelos que plantea el Grupo de Investigación en Educación Moral de la Universidad de Barcelona, quienes señalan que existe un modelo educativo de valores absolutos, un modelo de valores relativos y un modelo de construcción racional y autónoma de valores. Como propuesta superadora de los enfoques que tratan de delimitar unos valores para tratar de educar en ellos, Carmen propuso algunas ideas de Durkheim, quien considera que una formación moral en valores no significa despertar en el niño una virtud particular y luego otra, sino el fortalecer las bases del comportamiento moral.Todo ello abrió un debate sobre qué valores serían adecuados, cuántos, de qué depende que se establezcan unos u otros… Todos coincidimos en que lo que se debe enseñar a un niño en la escuela en primer lugar es a respetar a sus compañeros, a la propia escuela, y a identificarse y establecer un vínculo afectivo con ella. Otra alumna señaló la importancia del esfuerzo en el sentido de progresar como persona, de poner empeño y alma en aquello que hacemos, no desde la competitividad. Coincidimos también en que es muy complicado establecer cuáles y cuántos serían los valores adecuados de forma que todo el mundo quedase satisfecho con la decisión y fuese beneficiado. Una idea común fue que detrás de cada ley educativa, al esconderse un partido político, hay unos motivos ideológicos a la hora de seleccionar los valores con mayor peso que han de estar presentes. Todo esto dio de sí la clase referida al tema de la educación en valores, cuestión que tantos debates ha ocasionado debido, en los últimos años, principalmente a la asignatura de Educación para la ciudadanía.

Por último hemos estado viendo un videojuego que trata de educar en valores “los valores están en el juego”, desarrollado por el Grupo de Investigación de Educación Física, Salud y Deporte de la Universidad de Sevilla y hemos tratado de ver (sin lograrlo) el videojuego “La Aventura Universal de Los Derechos Humanos”, patrocinado por la Obra Social de Caja Madrid y hemos realizado interesantes críticas a los mismos, como su simpleza, su ineficacia para transmitir valores, la rápida detección que hacen los niños de lo que trata de inculcarle el videojuego, entre otras.
Finalmente, hicimos el reparto de tareas y nos despedimos hasta la próxima clase deseándonos un buen puente.

lunes, 28 de abril de 2008

Diario de un padre del siglo XXI

Publicado en: El País Semanal, Extra Vuelta al Cole, 9 de septiembre de 2007, 4-5.


DIARIO DE UN PADRE DEL SIGLO XXI


Este texto sintetiza muchos de los problemas a los que se enfrentan las familias del siglo XXI. Pese a que el enfoque que se hace es el de una familia de clase media y se exagera un poco, su contenido tiene mucho interés para reflexionar sobre los aspectos que preocupan a los padres de cualquier clase social. Su comentario lo organizaré en torno a tres ejes:

1. Ser padre hoy
2. Los niños hoy, según los padres
3. El contraste con el ayer



1. Ser padre hoy

- El texto plantea cómo las familias que deciden tener hijos hoy tienen que pagar un precio, pues los hijos obligan a renunciar a un modo de vida que sin ellos podría desarrollarse. Plantea el texto que “se acabó salir y viajar”, “se acabó vivir sin planificación”.

- En las familias, con hijos y sin hijos, cada vez es más necesario que trabajen los dos miembros de la pareja. Hay que “pagar una hipoteca del siglo XXI”. En ocasiones, se trabaja tanto tiempo que es preciso contar con apoyos: canguros o familiares que contribuyan al cuidado y atención de los hijos.

- Ser padre hoy significa vivir “apurado”: desde que suena el despertador en las casas se genera una contrarreloj para preparar los desayunos, vestir a los niños, llevarles al colegio, etc. Cualquier contratiempo puede entorpecer el desarrollo del día.

- La paternidad se ejerce casi hasta que se es abuelo, no hay más que recordar que muchos hijos tardan mucho en marcharse de casa.

- Aún así, el texto plantea que la paternidad es reconfortante.


2. Los niños hoy, según los padres

- Los niños exigen atención permanente: quieren que se juegue con ellos, preguntan permanentemente sobre lo que haces, en ocasiones, interrumpiendo, retozan y queman energía sin agotarse, se caen, meten los dedos en los enchufes…

- El texto define a los niños como “máquinas para generar sentimientos”: amor, euforia, dicha, calma… Los padres se ven obligados a negociar permanentemente con los hijos. La palabra del padre puede discutirse.

- Los niños hoy tienen una amplia vida social. Los padres, de algún modo, son sus esclavos y les llevan la agenda con sus fiestas de cumpleaños, fiestas del colegio, o fiestas preparadas sin razón alguna. “Los padres nos hemos convertido en parques temáticos de nuestros hijos”. Tienen más vida social algunos niños que sus padres.


3. El contraste con el ayer


- Todo lo dicho puesto en contraste con el modo de vida de nuestro país una o varias generaciones atrás deja ver un contraste considerable.

- Es alto el precio que hay que pagar para tener hijos hoy. En una sociedad que adora la autonomía, la independiencia y la individualidad, la renuncia al modo de vida sin hijos puede suponer un gran esfuerzo. Al contraste con el pasado, destaca que seguramente antes no era tan necesario hacer cábalas antes de tener niños.
- Plantea el texto que “mi madre que creció en la posguerra, se preocupaba mucho de que mis hermanos y yo comiéramos, de que no pilláramos una infección, pero le resultaba indiferente que nos aburriéramos”. Muchos padres hoy, preocupados porque a sus hijos no les falte de nada, han cambiado su rol en este aspecto.


Carmen Álvarez Álvarez

martes, 22 de abril de 2008

La infancia hoy

José María Rozada Martínez (Profesor)
Este texto inédito constituye un pequeño ensayo realizado por el autor a propósito de su regreso a un aula de primaria después de una prolongada dedicación a la formación permanente del profesorado en el Centro de Profesores (hoy CPR) de Oviedo. Sin el aparato crítico que incluye, fue incorporado posteriormente (año 2002) al Proyecto Educativo del Centro del Colegio Público de Villar Pando (Oviedo), donde trabaja.

LA INFANCIA HOY
(A la búsqueda de algunas características y de sus consecuencias para la escuela)

Es un lugar común entre profesores, padres y sociedad en general, que los niños han cambiado mucho, que no se parecen nada al modo de ser niños que tuvieron sus padres. De ello suele deducirse que la escuela debe cambiar también para acomodarse a la nueva realidad. Si bien esta segunda afirmación no puede aceptarse sin más, porque podría darse el caso de que la escuela tuviera, no tanto que acomodarse a los cambios, como que ejercer de contrapeso de los mismos. En todo caso, es seguro que si son ciertos los cambios en la infancia, profesores y padres debemos tratar de conocerlos lo mejor posible, con el fin de saber ante qué nueva realidad estamos, de modo que podamos pensar sobre nuestra tarea educadora conociendo mejor un aspecto tan importante como este.
El conocimiento de la infancia que se les viene dando a los maestros es casi exclusivamente de carácter psicológico. Los maestros estudian acerca de las condiciones generales del aprendizaje y las etapas del desarrollo. Estos saberes, que pasan por ser universales , no son suficientes para caracterizar adecuadamente a los niños de hoy. Incluso algunos psicólogos dirigen actualmente su mirada, no tanto a los cambios que se producen en determinados momentos, como a lo que ocurre en la vida cotidiana de los niños (PALACIOS, HIDALGO y MORENO, 1998, p.71).
Sabemos que las personas, como seres biológicos, nacen, pero como seres sociales, se hacen. Nuestros niños de hoy crecen en circunstancias muy diferentes a las que conformaron a sus padres y a sus maestros, y es en ese contexto de crianza y desarrollo donde están las causas de ese modo de ser que, cuando menos, nos preocupa. Y nos preocupa porque nos extraña, en el doble sentido de que no nos reconocemos, como niños que hemos sido, en su manera de ser, ni tampoco, según nos parece, su modo de estar sea el que corresponde a lo que exige la institución escolar que tenemos.
Lo primero será pasar revista, aunque sea someramente, a ese contexto en el que, dicho de una manera un tanto fabril, tiene lugar la producción de nuestros niños. Evidentemente, tendremos que recurrir a un cierto nivel de generalización, porque, en último extremo, es decir, al nivel de cada individuo particular, las circunstancias más concretas son particulares y, por lo tanto, irrepetibles.
LA FAMILIA
- Se ha reducido notablemente el contacto directo con varias generaciones de adultos , tal como ocurría en la familia troncal extensa. Hoy los contactos familiares se realizan con pocas personas, en número y en variedad. Esto ha de tener consecuencias para el mantenimiento de ciertas tradiciones que en otro tiempo resultaban cohesivas para el grupo. No sólo por esta sino también por otras razones (televisión, por ejemplo), los niños están hoy privados no sólo de unos contenidos que portaban innumerables valores morales, no todos ellos necesariamente superados hoy, sino de socializarse mínimamente en el tiempo lento y reposado del regazo de un abuelo que cuenta.
Los mismos padres actuales, a veces hasta los propios abuelos, pertenecen ya a unas generaciones en buena medida desarraigadas, estando ellos mismos sometidos a procesos de aculturación tan rápidos como agresivos, siendo vertiginosa y acríticamente enculturados en una cultura global y desestructuradora.
El orden jerárquico de la familia tradicional que, entre otras cosas, impregnaba la casa en la que los niños crecían de un gran respeto por las personas mayores, ya no forma parte de la experiencia vital de los niños. Es más, sus vivencias se han vuelto más bien del lado contrario, el de la relegación de los viejos a la consideración de estorbo (GARCÍA MARTÍNEZ, 2002)
- Las propias relaciones con los padres son muy débiles en muchos aspectos.
En primer lugar, el trabajo de los padres, particularmente en el ámbito urbano, aunque también en el rural, en la medida que muchos padres ejercen trabajos no agrícolas o ganaderos, sino en otros sectores, ha disminuido considerablemente el tiempo de estancia en el hogar. Y no sólo eso, sino que, como consecuencia de otros factores (hay que volver a mencionar la televisión, pero también el ritmo temporal de la vida cotidiana), las relaciones no sólo se dan pocas veces, sino con poco tiempo, lo que dificulta el desarrollo de una buena comunicación.
La comensalidad, o, lo que es lo mismo, el tiempo que se está en la mesa para comer y hablar mientras se come, es hoy muy escasa. No a todas las horas es posible reunir a padres e hijos alrededor de la misma mesa, ni, cuando esto se produce, se dispone de un tiempo pausado en el que el hablar sea tan importante como el comer. Con frecuencia ese tiempo está, además, "parasitado" por la presencia de la televisión (PALACIOS, HIDALGO y MORENO, 1998, p. 81)
El trabajo de los padres es, en gran medida, desconocido. Muchos niños no conocen el lugar concreto donde trabajan sus padres, ni tienen una idea de los conocimientos y las habilidades que éste requiere, así como de sus dificultades. Estos no son asuntos que se traten en su presencia y con su participación.
El concepto tradicional de "casa" ha desaparecido. Hoy, fuera del piso en el que habitualmente se vive, un niño no es reconocido por su pertenencia a una familia, a una casa, sino por su nombre propio. Antes un niño era depositario, y, por lo tanto, responsable, de una identidad familiar que le obligaba ante la sociedad y ante la propia familia. Hoy, los niños, fuera de casa están "sueltos". Su conducta no está estrechamente ligada a ningún patrimonio moral familiar.
Esta falta de elementos de cohesión trae consigo el sentimiento paterno de la necesidad de asegurarse el afecto de los hijos mediante lo que Mariella Doumanis ha denominado (y tratado) magistralmente como un exceso de ofrecimiento , y una debilidad en las imposiciones básicas más razonables. Sabemos, por ejemplo, que sólo un 26% obliga a sus hijos a comer lo que les ponen en la mesa (PALACIOS, HIDALGO y MORENO, 1998, p. 81).
Por su parte, los hijos utilizan esta situación de manera muy eficaz, aunque inconsciente, para desarrollar una actitud de demanda ante los padres, prácticamente sin límites. No sólo resultan insaciables a la hora de pedir y recibir, sino que están muy poco dispuestos a la colaboración en las tareas domésticas.
LA ESCUELA
- Lo instructivo se ha ido imponiendo, aún más de lo que seguramente siempre estuvo, por encima de lo formativo. A medida que las clases medias se han ido ensanchando, y la escolarización secundaria se fue abriendo para todos, la escuela primaria fue perdiendo su carácter terminal de escuela para la vida, convirtiéndose en una escolarización preparatoria para el instituto.
- La autoridad del profesor ya no está arropada por otro tipo de sometimientos extraescolares, se podría añadir, quizás, que afortunadamente, pero el caso es que ésta navega hoy en solitario. No es infrecuente que algunos niños lleguen a amenazar a su profesor con la intervención de sus padres. Sin discutir aquí si tal actitud puede resultar a veces justificada, el caso es que se produce, y tiene, creemos, un importante significado.
La autoridad del profesorado navega hoy casi en solitario, y no pocas veces naufraga absolutamente a medida que se va adentrando en las procelosas aguas de la adolescencia.
- La "domesticación corporal" que exige el orden escolar y el proceso de enseñanza-aprendizaje tiene también menores apoyos extraescolares que hace algunos años. Esto parece ponerse de manifiesto a través de las dificultades que se suelen dar en las aulas para el mantenimiento de la compostura que requieren las tareas escolares y el hecho de habitar compartidamente un espacio reducido y cerrado en el que, además, se ha de trabajar.
Prácticamente sólo la escuela exige hoy un disciplinamiento de las posturas corporales para tratar de someterlas a lo que se considera adecuado a la realización de una determinada tarea. La mayor parte de las cosas que hacen los niños en horario extraescolar, no tiene esa exigencia.
- A los niños de infantil y primaria les suele gustar ir a la escuela. Que esta tenga un marcado carácter académico desde el principio, no suele ser un obstáculo. En la valoración positiva de la misma parece influir notablemente el hecho de que el tiempo y el espacio escolar sean donde principalmente se hace y se está con amigos, teniendo en cuenta que la mayor parte del resto del tiempo se pasa en casa, siendo escasos los encuentros con iguales.
- El otro, es alguien no sólo más frecuente que antes, sino cada vez más alejado del entorno de crianza propio, de modo que las relaciones entre iguales están hoy menos amparadas en la cohesión del grupo (familiar y del pueblo), para darse en términos de individuos aislados, lo que supone al mismo tiempo posibilidades y riesgos nuevos.
LOS MEDIOS Y LAS COSAS
- Se impone el modo consumista de relación con los objetos. El niño no sólo tiene hoy una sobreabundancia de cosas consideradas propias, no del grupo familiar o de la comunidad, sino que su relación con la mayor parte de ellas es superficial y muy fugaz.
Mientras que los niños, en otro tiempo se relacionaban casi exclusivamente con objetos útiles que formaban parte de utillaje productivo de la familia, y que, por ello, eran respetados y conservados, hoy se relacionan con infinidad de objetos no estrictamente necesarios, muy frecuentemente inútiles, que apenas son valorados un instante.
Otro aspecto relacionado con esto es el que se refiere a su incapacidad para reparar siquiera la cadena de su bicicleta, consecuencia de su relación con unos objetos que resultan ser absolutas "cajas negras", de las que sabe cómo se manejan y los efectos que producen, pero ignora cómo funcionan "por dentro". Los niños de otro tiempo estaban presentes mientras los adultos reparaban pacientemente objetos que, además, con frecuencia estaban destinados a sobrevivirles. Dominaban las habilidades manuales hasta el borde mismo de la artesanía.
- La televisión y otras pantallas pueden estar produciendo efectos no bien conocidos aún.
Uno de ellos, apuntado por Dufour, puede ser el de crear dificultades para habitar el espacio-tiempo real. Para este autor, además de la crítica que puedan merecernos los contenidos del medio televisivo, le tele no sólo estaría sustituyendo a la familia como transmisora generacional y cultural, sino que estaría poniendo en peligro nada menos que el universo simbólico y psíquico que distingue al ser humano de los animales y que se estructura en torno a la capacidad de hablar, lo que comporta distinciones tan básicas como el yo y el otro, el aquí y el allí, el antes y el después, la presencia y la ausencia (DUFOUR, 2001).
Sin ir tan allá como este autor, y mucho menos seguirlo en las muy conservadoras conclusiones pedagógicas que saca, lo cierto es que la permanencia durante tanto tiempo ante realidades virtuales en las que no se participa en términos de habla y escucha espacio-temporalmente condicionadas, puede estar configurando a los niños con unas características que es imprescindible observar y tener en cuenta en las aulas, y no necesariamente para acomodarse dócilmente a ellas.
CONSECUENCIAS PARA UNA BUENA ENSEÑANZA
Está claro que del tipo de ideas esbozadas en los apartados anteriores no pueden derivarse consecuencias muy precisas para la enseñanza. Se trata de problemas que todo buen docente y, en general, familiar que quiera educar, debe tener en cuenta a la hora de orientar por dónde debiera ir su acción pedagógica. Su valor para un Proyecto Educativo de Centro también es de este tipo, es decir, que puede orientar iniciativas cuyo desarrollo habrá de concretarse en el propio contexto en el que se actúa.
La primera necesidad que parece imponerse tras las consideraciones anteriores, es la de abrir y mantener foros de diálogo entre profesores y padres. En ellos habría que considerar conjuntamente cuáles son las características del contexto de crianza y educación de los niños hoy. Con ello tal vez fuéramos generando entre todos una mayor conciencia crítica respecto a dicha cuestión, a la espera de que dicha conciencia nos permitiera a unos y otros, tener una mayor capacidad de intervención en dicha realidad y sus consecuencias, en lugar de limitarnos a vivir a merced de ellas.
Este estrechamiento de las relaciones debiera llegar también al nivel del triángulo alumno-familia-profesor en cada caso concreto, de modo que mediante un contacto asiduo, que puede llegar a la realización de entrevistas con familia y alumno conjuntamente, este último se sienta partícipe y por lo tanto responsable en un contexto más amplio y cohesionado que el de las relaciones separadas, por un lado con la familia y por otro con el profesor. Tales sesiones no debieran tener un carácter coactivo, ni culpabilizador, sino que debieran impregnarse de una atmósfera de reconocimiento y responsabilización no culpable. Con ello tal vez consiguiéramos que los niños se sintieran más ligados a los valores compartidos por la familia y la escuela.
Habría que considerar la posibilidad de revisar la tendencias familiar y de la escuela a ocupar todo el tiempo escolar y extraescolar en actividades de neto aprendizaje, favoreciendo la existencia de un tiempo para la comunicación pausada, afectiva, respetuosa, interesada por el modo de ver la realidad y pensar que tienen los niños, alejada de toda relación chantajista por parte y parte, en la que la comunicación se establezca en forma de conversación abierta, sin mediaciones de otro tipo que el contar y escuchar dados en un clima de buena relación afectiva. Con ello tal vez mejoraríamos algo la comunicación que hoy se anuda con un hilo tan débil que pocas veces supera la dura prueba de la adolescencia. Y a los padres tal vez les sería posible, al avanzar por ese camino, el ir retirando parte de "exceso de ofrecimiento" que se expresa sobre todo en la sucesión ilimitada de recompensas materiales.
Profesores y padres debiéramos trabajar en la identificación de las fuentes actuales de valores, para someterlas escolar y familiarmente a revisión, asumiéndolas como nuevos contenidos de enseñanza. Con ello tal vez fuera posible hacer algo para desarrollar una conciencia crítica de los mismos. Claro que esto sólo será posible entre aquellos profesores y padres que no estén ya absolutamente atrapados por dichos valores.
Parece imprescindible trabajar expresamente el reconocimiento de sí mismo y del otro. Esto puede intentarse mediante una enseñanza muy reflexiva, capaz de alcanzar antes de los 12 años las importantes cotas de introspección y autoconciencia que son posibles incluso en estas edades. Con ello tal vez avanzáramos algo en el dominio del mundo afectivo propio, sobre el que se construyen valores morales como el de la solidaridad. Esto, además del estudio de los conceptos adecuados y la vivencia de un contexto escolar y familiar acorde con dichos valores, son todo (y no es poco) lo que podemos hacer para prevenir la aparición de las conductas xenófobas y, en general, de insolidaridad y exclusión, que parecen estar al acecho.
Sería necesario equilibrar las funciones instructiva y formativa de la Educación Primaria, impidiendo que el mito del saber para el Instituto elimine de la escuela la idea de formación convirtiéndola en una academia dedicada a la instrucción preparatoria para la Secundaria. Con ello podríamos seguramente habilitar los tiempos necesarios para cultivar el resto de las propuestas que aquí se hacen.

viernes, 18 de abril de 2008

Acta de la 8ª Sesión (17 de Abril de 2008)

Asistieron:

Paula TORRES GARCÍA (Alumna)
Andrea TAMARGO ALONSO (Alumna)
María VILLA TAMARGO (Alumna)
Carmen ÁLVAREZ ÁLVAREZ (Antigua alumna invitada)
Sandra CARRANZA LÓPEZ (Alumna)
José María ROZADA MARTÍNEZ (Profesor)

Como cada comienzo de sesión, entramos en el presente, para ver las incorporaciones de material y curiosear el número y procedencia de visitantes, que siempre nos emociona.
Retomamos las lecturas asignadas para el tema que nos ocupa, comenzando por el artículo de opinión publicado en El País el 14/02/06, de Rafael Argullol y titulado: "El fascismo de la posesión inmediata", que nos conduce a exponer diferentes ideas sobre el consumismo y su influencia en la configuración de nuestra sociedad y sus habitantes (nosotras/os y nuestras/os educandos).
Si bien las reflexiones vertidas en clase podrían conducir a la desesperanza, concluimos que nuestra mirada profesional se dirige más que a un extenuante combate "cuerpo a cuerpo" hacia la comprensión del fenómeno para poder realizar intervenciones que apuesten por la libertad de elección.
Se plantea la necesidad de una educación para el consumo, pero considerando que no puede limitarse al adiestramiento de consumidores inteligentes (aprender a consumir mejor) sino que debería aspirar a la formación ciudadanos-consumidores críticos (toma de consciencia)
Como definición significativa se propone la idea de que "consumista es aquel que no desarrolla vínculos afectivos con las cosas"...
Posteriormente, Andrea nos comenta su lectura sobre "La infancia hoy", escrita por Jose María, que simultáneamente nos muestra algunas fotografías ilustrativas. La rápida transformación del concepto de infancia al ritmo del cambio social se pone de manifiesto al contrastar la familia de hace 50 años con la de hoy, donde los niños viven aislados de la realidad adulta mientras que anteriores generaciones daban lugar a la convivencia de ambos mundos de una manera fluida y peculiar, de manera que el niño se introducía desde temprano y paulatinamente en conceptos como el trabajo, la muerte, la cooperación en casa...Esta desvinculación contemporanea da lugar a que los padres sean ajenos a la realidad de sus hijos y su mundo de relaciones.
Otra esfera donde se aprecia el cambio es en la escuela, la percepción que de ella y sus profesionales se tiene, la relación entre la familia-institución, los contenidos que aborda, su función social...Concluimos que para sanear la situación es imprescindible trabajar en relación con la familia, entendiendo al educando como parte activa en este proceso comunicativo con un proyecto común.

miércoles, 16 de abril de 2008

La transversalidad al revés

FERNÁNDEZ PORRÚA, Francisco (2006)


El texto titulado “La transversalidad al revés”, comentado en la sesión 7ª, habla de la vinculación y la no vinculación del alumnado hacia la escuela, de tipo expresivo y/o instrumental en función de que aluda a los resultados académicos, los títulos y los aprendizajes, o a la idiosincrasia de la institución. Todo ello se traduce al hecho de que una persona pueda estar en desacuerdo con los valores que transmite la escuela y aquello que representa, y valerse de la institución para obtener lo que le interesa, es decir, títulos (se trata generalmente de alumnos con alto rendimiento y resultados positivos); mientras que otros comparten el sentido de la escuela y su significado identificándose con él, no apreciando sin embargo los aprendizajes que transmite. En un caso y otro los alumnos tienen un determinado perfil.

Francisco, autor del texto y antiguo alumno de la asignatura, viene a decir que la tranversalidad no tiene que plantarse de una manera única, como la integración de temas transversales en materias académicas. En "La transversalidad al revés" se introduce una alternativa consistente en insertar temas de interés social en actividades educativas, lúdicas, deportivas, etc., venidas de la propia institución escolar.

María Villa Tamargo


La transversalidad al revés

Estamos trabajando sobre un concepto de transversalidad que utiliza un método concreto mediante la inclusión de contenidos “sociales”, para con ello lograr una formación más integral en la que se establezcan unas determinadas escalas de valores y generar con ello un tipo de “ciudadanía”, lo cual es muy positivo y necesario. Pero a la vez estamos obviando “otro” modo de entender la transversalidad que en mi opinión ha de ser complementario a la anterior, pudiéndose entrecruzar ambas y coordinarse. Si fuésemos capaces de estructurar esa otra transversalidad basada en el mismo método que la anterior y en la que se tratasen los temas más “académicos” imbricados dentro de otras actividades menos formales (judo, taller de lectura, bailes regionales...) que despierten un interés por aquellos grupos de que debido a un determinado entorno sociocultural concreto tienen una mayor dificultad en asimilar el contenido académico dado que éste les es expuesto en unos códigos lingüísticos y simbólicos que les son ajenos. Si tomamos por ejemplo la clasificación de los grupos escolares propuesta en http://www3.usal.es/~mfe/SdE/Archivos/Clases/05%20Rechazo.PDF por Fdez. Enguita en Política y Sociedad 1, pp. 23-35, 1988. veremos “Por adhesión podemos entender la identificación con la institución escolar y con la cultura que vehiculiza. Podríamos designar lo primero como identificación instrumental y lo segundo como identificación expresiva. El grupo que adopta esta actitud es el grupo proescuela, el de los "buenos" alumnos, y es altamente probable que se trate de alumnos de clase media o alta que obtienen buenos resultados escolares. Este grupo presentará no sólo un comportamiento individual homogéneo, sino también un comportamiento colectivo favorable a la escuela: la institución y el grupo de iguales empujan en la misma dirección. Por acomodación podemos entender la identificación o aceptación de la escuela como mecanismo de movilidad social, pero sin identificación con su cultura. Hay identificación instrumental, pero no expresiva. Este grupo puede presentar pautas individuales homogéneas, pero no un comportamiento colectivo, porque se trata de una estrategia individual. Es altamente probable que se trate de alumnos de clase obrera o simplemente "baja" que ven la escuela un medio de escapar a su condición. Se renuncia al grupo de iguales y a la cultura de origen en favor de la adhesión a la institución, pero ésta ya no es completa, sino que solamente existe en la medida en que sirve a los fines propios. Por disociación podemos entender la negativa individual a aceptar las exigencias de la escuela. Esta variante es probable en alumnos de clase media o alta que rechazan los fines y/o medios escolares pero no cuentan con una cultura propia a la que agarrarse en su oposición. La institución es rechazada, pero no existe un grupo de iguales que se oponga a ella en el que resulte fácil la integración. Podemos hablar de identificación expresiva pero no instrumental. Se trata también de una estrategia individual que puede dar lugar a comportamientos homogéneos, pero no a grupos como tales. Por resistencia podemos entender la negativa colectiva a aceptar las exigencias y promesas y de la escuela y la contraposición a éstas de valores alternativos. En este caso no hay identificación expresiva ni instrumental. La variante más probable la constituyen alumnos de clase obrera que oponen sus propios valores, o parte de ellos, a los de la escuela. El grupo de iguales es la instancia informal que se opone a la institución formal. Son los jóvenes claramente antiescuela y sostienen una estrategia colectiva a través del grupo.
Pues bien, con la transversalidad “al reves” aquí propuesta lo que se pretendería es el lograr que aquellos grupos que debido a su propias características tienen dificultades para identificarse con la institución o con su cultura (y tanto por una, otra o más bien ambas, tampoco con sus modelos lingüísticos y simbólicos) pudieran a través de otras actividades recibir explicaciones de las materias académicas mediante entornos y lenguajes que les sean más afines. De este modo se ayudaría a romper las secuencias de criba que legitiman la propia estructura escolar en su función de aparato reproductor del modelo social y perpetuador de sus diferencias.

jueves, 10 de abril de 2008

Acta de la 7ª sesión (10 de abril de 2008)

Asistieron:

Paula TORRES GARCÍA (Alumna)
Andrea TAMARGO ALONSO (Alumna)
María VILLA TAMARGO (Alumna)
Carmen ÁLVAREZ ÁLVAREZ (Antigua alumna invitada)
Sandra CARRANZA LÓPEZ (Alumna)
Laura BURIA SANTOS (Alumna)
José María ROZADA MARTÍNEZ (Profesor)

La sesión comenzó haciéndonos una foto para ponerla en el blog y dejar de ser seres sin rostro. Luego revisamos los últimos documentos subidos al mismo. Posteriormente María hizo una reseña del texto "La transversalidad al revés", escrito por Fran, un alumno que cursó la asignatura hace un par de años. Ella misma colgará el texto y el comentario próximamente en "Textos completos". Su intervención dio paso a un debate acerca de las posibilidades, lo límites y hasta los peligros de los juegos de rol, simulaciones, role playing, etc. Mientras una parte de los asistentes tendieron a enfatizar sus posibilidades, otros se mostraron reticentes a introducir en el aula este tipo de estrategias como forma habitual de educar en valores. Se les atribuía más bien una utilidad esporádica, señalando que lo importante son las estrategias de acción docente continuadas, persistentes, orientadas al fomento de la reflexión en el alumnado de manera sistemática; y esto incluso en la educación primaria, donde se suelen infravalorar las posibilidades de los alumnos al respecto. La conversación se orientó en esta dirección porque el profesor añadió al texto escrito por el mencionado ex-alumno, la información de que éste había expuesto en clase, con gran solvencia, el modo en que conseguía que personas sin ningún interés por la escuela se acercaran al tratamiento de ciertos problemas sociales a través de un grupo de su barrio que se reunía para llevar a cabo juegos de rol, en el que este alumno es un experto. Su propuesta de "transversalidad al revés" ha de situarse en ese contexto de experiencias vividas por el autor.
En medio de esa discusión surgió la propuesta de comentar, como un texto más, un juego que Paula había localizado hace días en la red y nos había enviado a todos para someterlo a nuestra consideración. Una vez examinado por el grupo, la discusión se centró en su utilidad educativa, entroncando dicho debate con el habido en la sesión anterior a propósito del texto "El vuelo de la atención", donde se habían dado dos posturas: la de quienes invitaban a adentrarse sin demasiado temor en todo lo referido a las nuevas tecnologías en la enseñanza, y la de quienes se mostraban cautelosos señalando que la excesiva dependencia de las pantallas, es decir, de las imágenes en movimiento, podrían estar configurando un tipo de alumnos con escasa capacidad para aprender a partir del discurso verbal, tanto oral como escrito. En esta ocasión, es decir, respecto al juego sobre la alimentación que estuvimos viendo, las críticas se orientaron a destacar el currículum oculto que había en ellas (formato y lenguaje policial), además de una simplicación de un tema tan social y tan amplio como la alimentación, reduciéndolo a puro nutricionismo, y por lo tanto olvidando dimensiones socialmente tan importantes como la comensalidad, por ejemplo. De ahí se pasó a polemizar sobre la idea de enseñar divirtiendo. Y en relación con ello, sobre el lamentable peso que en primaria tiene la infantilización, perdiendo así muchas posibilidades de hablar con los niños "en serio" por pequeñitos que sean. La idea vigotskiana de "tirar del desarrollo", también del desarrollo moral, diría Carmen.
Posteriomente tomó la palabra Alejandra para resumir y comentar el texto "El desdén entre profesores y alumnos", señalando la interesante idea de que el desdén no era solamente de muchos alumnos hacia la escuela, sino también de muchos profesores hacia los alumnos. Señaló Alejandra la importancia de que la escuela se revisara a sí misma, de que los profesores, lejos de situar todos los problemas en el terreno del alumnado, tal vez debieran ubicar también parte de ellos en la propia institución, en sus prácticas, en sus tradiciones. Señaló algunos de los aspectos muy positivos que observa en buena parte de la juventud actual, como su alto sentido de la solidaridad.

miércoles, 9 de abril de 2008

Clases de Primaria de Jose María Rozada

En el siguiente Power Point podrán observar como el profesor de la asignatura "Currículum Transversal" lleva a cabo lo que denomina su "pequeña pedagogía" en la clase del Colegio Público de Villar Pando de Oviedo, en el que trabaja por las mañanas. Sobre las imágenes de este ppt. realizado para la página web de su centro (puede localizarse en Google mediante la palabra "germanfe"), el profesor explicó a lo largo de tres horas (sesión del 27 de marzo) lo que entiende en la práctica por un "currículum líquido", a su modo de ver, indispensable para llevar a cabo una pedagogía de alto contenido transversal como la que propugna y, por lo tanto, inspira sus intervenciones en el foro de esta asignatura.

martes, 8 de abril de 2008

Los hijos de la desregulación

GÓMEZ, José A. y CONDE.: Los hijos de la desregulación. El País, 22, enero,2001


Este texto es un artículo publicado en el periódico El País, lo hemos leído en clase puesto que estamos trabajando con el tema de la infancia, y nos pareció interesante para utilizarlo en los debates que llevamos a cabo en el aula.

El primer aspecto que salió a debate es si se podía generalizar al hablar de la situación actual de los jóvenes respecto al trabajo, a la situación familiar, al alcohol y las drogas...
Por lo que este texto invita a la reflexión sobre los valores que se trasmiten en la escuela, ¿la escuela proporciona a los jóvenes los medios necesarios para enfrentarse a la sociedad actual, al consumismo, al futuro laboral...?

Una de las conclusiones a las que se llegó es que la situación actual se debe, entre otras, a razones estructurales, como los profundos cambios que ha sufrido la sociedad y las perspectivas de futuro para los jóvenes. Hoy en día la vida está regida por un principio de incertidumbre, las nuevas formas de empleo y contratación tienen como consecuencia el no saber la situación en la que se estará en un futuro, lo que tiene muchas implicaciones como por ejemplo la dificultad para enfrentarse a hipotecas a las que no se sabe con certeza si se podrá hacer frente.

Está claro que la desregulación del mercado laboral tiene muchos aspectos confluyentes pero no todos son negativos, con este texto podemos plantearnos si es necesario un cambio en la configuración del actual sistema educativo acercando más la formación y el empleo.

Andrea Tamargo Alonso.


Los hijos de la desregulación

Desde hace unos años se viene observando un nuevo comportamiento en los jóvenes que produce inquietud en amplios círculos. Expresiones como "noches de drogas y alcohol", "los maestros enferman en las aulas", "los alumnos de ESO son incapaces de escribir 25 palabras sin cometer faltas", "maestros quemados" o "alcohol a edades cada vez más tempranas" son titulares de este diario de los últimos meses. Muchos padres con hijos entre catorce y veintipocos años traslucen su incomprensión y preocupación. Las investigaciones sociológicas apuntan en la misma dirección. ¿Qué está pasando? ¿Por qué desde la segunda mitad de los noventa ha surgido este comportamiento entre los jóvenes que están accediendo o aproximándose a la veintena?

La relación con el trabajo y el acceso a la vida adulta de esta generación están siendo muy distintos a los de generaciones anteriores. Hasta el umbral de los noventa las perspectivas de los jóvenes aparecían previsibles: tras la formación en el sistema educativo se desembocaba en el trabajo, que, aunque pudiera cambiarse varias veces, tenía perspectivas sólidas de estabilidad sobre las que construir una trayectoria profesional, acceder a la vivienda, formar una familia, etcétera. Pero en los años ochenta, la gran bolsa de paro juvenil que se formó en nuestro país, y que afectó especialmente a los estratos de clase media baja y baja, introdujo escepticismo sobre este modelo. Sobre este terreno minado sobrevino en la primera mitad de los noventa la desregulación del mercado laboral, con múltiples formas de microcontratos, ETTs, etcétera. Las estadísticas hablan cada mes de más de un millón de contratos y un tercio de la población ocupada en situaciones eventuales, que gravitan en especial sobre estos jóvenes. Pero más importante es que por debajo de esas cifras se ha producido una bifurcación en las expectativas sociales. Mientras las nuevas generaciones de las clases altas y parte de las medias mantienen la confianza en el modelo meritocrático, es decir, en la formación y el acceso a estudios superiores y masters como vía de ascenso social o de mantenimiento intergeneracional del status, para amplios segmentos de las nuevas generaciones de clases medias bajas y bajas el proyecto meritocrático ha perdido sentido y credibilidad. No sólo eso, estos sectores están perdiendo la capacidad para generar proyectos colectivos o personales de inserción en la vida adulta y se van desentendiendo del devenir de la sociedad y de su propio futuro.

La desregulación del empleo ha causado un profundo cambio de la relación de estos jóvenes con el trabajo. Sus currículos son una lista de empleos cortos, inestables y sin hilván que revele una acumulación de saber profesional. Empleos en los que se produce el hecho paradójico de que los que menos formación aportan estén mejor pagados que los que tienen más proyección de futuro. El crecimiento económico de los últimos años ha producido abundancia de estas ocupaciones que proporcionan ingresos sustanciales pero sin regularidad ni cuantía suficientes para permitir la emancipación, por lo que estos jóvenes tienen una considerable capacidad de gasto que se vuelca hacia el consumo ocioso y ostentoso. Es un proceso que se alimenta en espiral: al disponer muchos de ellos de bastante dinero para gastar se genera una presión por emulación hacia el mantenimiento de una forma de vida muy centrada en el consumo, que exige sustanciales cantidades de dinero. Ritmo de gasto tan elevado que no se puede sostener sólo con ayudas familiares, por lo que de este tipo de trabajo, carente de valoración social o de perspectiva de desarrollo personal y profesional, acaba siendo imprescindible para mantener este estilo de vida y alto nivel de gasto.Las consecuencias de esta transformación de la función y la visión del trabajo se extienden a múltiples planos.

El horizonte de emancipación se ha retrasado hasta el límite simbólico de los 30 años, lo que ha producido una especie de "congelación" de la juventud o, mejor, de la adolescencia. Comportamientos típicos de esta etapa, "pasajeros" en generaciones anteriores, se prolongan ahora hasta bien entrada la veintena. Este fatalista alejamiento de la emancipación se traduce en el rechazo hacia el esfuerzo y la desgana ante el estudio. Se está produciendo un descenso del porcentaje de jóvenes de clase media y baja que sigue estudiando y un fuerte incremento del fracaso escolar. Por otro lado, disponer de dinero para sus gastos, y en ocasiones ayudar en casa, modifica su relación con la familia, libera de cualquier sombra de deuda o culpa. Ganan autonomía personal, y las familias de clase media baja y baja que en el último medio siglo habían presionado a sus hijos para que accedieran a estudios como vía de promoción social están dejando de hacerlo en los últimos seis u ocho años, al menos con la intensidad del pasado, para reorientar sus esfuerzos hacia la búsqueda más inmediata de una remuneración, tal vez como consecuencia de la fragilización de la situación laboral de los padres.

De este modo, los jóvenes se han convertido en uno de los principales mercados de nuestro tiempo, y el consumo en el principal elemento de identidad personal, de significación de las acciones y de las formas de vida de estos jóvenes. En estilo de vida alcanzan su máxima expresión en los fines de semana y la noche, convertidos en espacios de identificación de grupo y generación, en "tiempos" que hay que exprimir al máximo (hay toda una serie de expresiones para reflejar este deseo: "romper", "desparramar", "a morir", "vivirlo a tope") gastando cuanto se tiene, llevando las sensaciones al límite hasta que el cuerpo aguante. El mismo consumo de droga -pastillas, hachís y coca, pero no heroína- acaba considerándose como un consumo más, equiparable a la bebida o la ropa, y se inscribe en este marco de vivir a tope el presente. Incluso las amistades de grupo son lábiles ya que no hay intereses compartidos que generen solidaridad y parecen contagiadas por una concepción consumista y, por lo tanto, efímera y superficial.

Los hijos de la desregulación están viviendo una experiencia de acceso a la edad adulta inédita y difícil de comprender por la generación precedente. Son una vertiente de la corrosión del carácter, en expresión de Richard Sennet, de las clases trabajadoras del nuevo capitalismo. Integrar esta generación en el curso normal de la sociedad requiere encontrar nuevas formas de configuración de las trayectorias laborales, asumiendo que el trabajo se ha convertido para muchas personas en un bien inestable. Diversos autores europeos han propuesto redefinir las trayectorias profesionales de forma que integren y alternen fases de formación y empleo, pero construyendo currículos que proporcionen una acumulación de saber profesional coherente, al tiempo que permitan cotizar a la Seguridad Social mediante nuevas formas de cotización, como las experiencias francesas de los cheques de empleo y los acuerdos empleo-formación. Si el mercado laboral se ha desregularizado hasta el punto en que lo ha hecho en España, el Estado del Bienestar debe crear los instrumentos para evitar que amplios sectores sociales acaben en las lindes de la marginación, y lo que está sucediendo con este fragmento de esta generación, por cierto, la primera nacida en democracia, refleja su fracaso, ahora oculto por la expansión económica. Se trata de adaptar el Estado y su red protectora a la nueva realidad para que gane legitimidad en esta generación al convertirlo en un instrumento para su desarrollo profesional y personal.

El currículum líquido en una práctica docente concreta

En la siguiente dirección, puede visitarse el ppt con el que el profesor ilustró su explicación en clase de lo que viene a ser una práctica docente enmarcada en una concepción "líquida" del currículum.

http://web.educastur.princast.es/cp/germanfe/aula_5º_pri_B.htm)

lunes, 7 de abril de 2008

Acta de la 6º sesión (3 de abril de 2008)

Asistieron:

Andrea TAMARGO ALONSO (Alumna)
María VILLA TAMARGO (Alumna)
Carmen ÁLVAREZ ÁLVAREZ (Antigua alumna invitada)
Sandra CARRANZA LÓPEZ (Alumna)
Laura BURIA SANTOS (Alumna)
José María ROZADA MARTÍNEZ (Profesor)

La sesión comenzó dando un repaso a la situación del blog.

Posteriormente pasamos a las presentaciones de los textos leídos, seguidas de los comentarios y el debate correspondiente.

Paula presentó "El incesante vuelo de atención", de Vicente Verdú, y Andrea "Los hijos de la desregulación". De ambos textos ellas mismas cuelgan resúmenes de sus intervenciones en el apartado "Textos completos" de este mismo blog.

Laura hizo una intervención señalando la importancia de las diferencias de clase social en las relaciones madre - hijos. Según su experiencia (trabaja en un poblado marginal de poblacioón gitano - portuguesa), muchos de los cambios que comentamos en los dos debates anteriores no se reconocen así en estratos sociales marginales (y en grupos con subculturas muy definidas) donde las relaciones madre - hijos se conservan según pautas más tradicionales, y en los que el aprendizaje escolar "letrado" sigue teniendo ínfimas posibilidades.

jueves, 3 de abril de 2008

El incesante vuelo de la atención

Para acceder a la lectura del texto completo haced click AQUÍ.

Este texto escrito por Vicente Verdú, manifiesta desde mi punto de vista una excesiva preocupación por el déficit de atención que muestran hoy en día los jóvenes “nativos de la era digital”.
En mi opinión, esta era tecnológica no tiene porqué afectar negativamente en la vida académica de los jóvenes y sí creo les rompe barreras y límites de tipo geográfico en la búsqueda y el contraste de información on-line. El uso de las nuevas tecnologías debe estar sometido a estricto control paterno ya que, usado de forma errónea si se puede llegar a convertir en un instrumento peligroso para los menores, aún así no dudo ni un instante de que las nuevas tecnologías son beneficiosas tanto para uso académico como lúdico de los jóvenes.
La lectura de este texto abrió un interesante debate en la clase, en dicho debate intervinieron todos los allí presentes (incluido el profesor Jose María Rozada), algunas de las ideas sacadas a la luz fueron las que siguen:
Andrea afirma que las nuevas tecnologías deben utilizarse como complemento de formación y no como única fuente de búsqueda de información.
El profesor de la asignatura está convencido de que con ellas se produce una pérdida de razonamiento y, que como dice el autor del texto, produce deslizamientos en vez de profundizaciones en temas concretos.
Así mismo, también se hizo hincapié en la necesidad de elaborar las ideas, desarrollarlas, no vale que te den hechas las cosas, la información debe ser un punto de partida, no un final absoluto.

Los jóvenes nacidos en la era tecnológica adquieren nuevas formas de pensamiento, de relaciones, así mismo cambian los hábitos de socialización…¿Será esto un paso adelante o, proporcionará situaciones adversas?

Paula Torres García