miércoles, 16 de abril de 2008

La transversalidad al revés

FERNÁNDEZ PORRÚA, Francisco (2006)


El texto titulado “La transversalidad al revés”, comentado en la sesión 7ª, habla de la vinculación y la no vinculación del alumnado hacia la escuela, de tipo expresivo y/o instrumental en función de que aluda a los resultados académicos, los títulos y los aprendizajes, o a la idiosincrasia de la institución. Todo ello se traduce al hecho de que una persona pueda estar en desacuerdo con los valores que transmite la escuela y aquello que representa, y valerse de la institución para obtener lo que le interesa, es decir, títulos (se trata generalmente de alumnos con alto rendimiento y resultados positivos); mientras que otros comparten el sentido de la escuela y su significado identificándose con él, no apreciando sin embargo los aprendizajes que transmite. En un caso y otro los alumnos tienen un determinado perfil.

Francisco, autor del texto y antiguo alumno de la asignatura, viene a decir que la tranversalidad no tiene que plantarse de una manera única, como la integración de temas transversales en materias académicas. En "La transversalidad al revés" se introduce una alternativa consistente en insertar temas de interés social en actividades educativas, lúdicas, deportivas, etc., venidas de la propia institución escolar.

María Villa Tamargo


La transversalidad al revés

Estamos trabajando sobre un concepto de transversalidad que utiliza un método concreto mediante la inclusión de contenidos “sociales”, para con ello lograr una formación más integral en la que se establezcan unas determinadas escalas de valores y generar con ello un tipo de “ciudadanía”, lo cual es muy positivo y necesario. Pero a la vez estamos obviando “otro” modo de entender la transversalidad que en mi opinión ha de ser complementario a la anterior, pudiéndose entrecruzar ambas y coordinarse. Si fuésemos capaces de estructurar esa otra transversalidad basada en el mismo método que la anterior y en la que se tratasen los temas más “académicos” imbricados dentro de otras actividades menos formales (judo, taller de lectura, bailes regionales...) que despierten un interés por aquellos grupos de que debido a un determinado entorno sociocultural concreto tienen una mayor dificultad en asimilar el contenido académico dado que éste les es expuesto en unos códigos lingüísticos y simbólicos que les son ajenos. Si tomamos por ejemplo la clasificación de los grupos escolares propuesta en http://www3.usal.es/~mfe/SdE/Archivos/Clases/05%20Rechazo.PDF por Fdez. Enguita en Política y Sociedad 1, pp. 23-35, 1988. veremos “Por adhesión podemos entender la identificación con la institución escolar y con la cultura que vehiculiza. Podríamos designar lo primero como identificación instrumental y lo segundo como identificación expresiva. El grupo que adopta esta actitud es el grupo proescuela, el de los "buenos" alumnos, y es altamente probable que se trate de alumnos de clase media o alta que obtienen buenos resultados escolares. Este grupo presentará no sólo un comportamiento individual homogéneo, sino también un comportamiento colectivo favorable a la escuela: la institución y el grupo de iguales empujan en la misma dirección. Por acomodación podemos entender la identificación o aceptación de la escuela como mecanismo de movilidad social, pero sin identificación con su cultura. Hay identificación instrumental, pero no expresiva. Este grupo puede presentar pautas individuales homogéneas, pero no un comportamiento colectivo, porque se trata de una estrategia individual. Es altamente probable que se trate de alumnos de clase obrera o simplemente "baja" que ven la escuela un medio de escapar a su condición. Se renuncia al grupo de iguales y a la cultura de origen en favor de la adhesión a la institución, pero ésta ya no es completa, sino que solamente existe en la medida en que sirve a los fines propios. Por disociación podemos entender la negativa individual a aceptar las exigencias de la escuela. Esta variante es probable en alumnos de clase media o alta que rechazan los fines y/o medios escolares pero no cuentan con una cultura propia a la que agarrarse en su oposición. La institución es rechazada, pero no existe un grupo de iguales que se oponga a ella en el que resulte fácil la integración. Podemos hablar de identificación expresiva pero no instrumental. Se trata también de una estrategia individual que puede dar lugar a comportamientos homogéneos, pero no a grupos como tales. Por resistencia podemos entender la negativa colectiva a aceptar las exigencias y promesas y de la escuela y la contraposición a éstas de valores alternativos. En este caso no hay identificación expresiva ni instrumental. La variante más probable la constituyen alumnos de clase obrera que oponen sus propios valores, o parte de ellos, a los de la escuela. El grupo de iguales es la instancia informal que se opone a la institución formal. Son los jóvenes claramente antiescuela y sostienen una estrategia colectiva a través del grupo.
Pues bien, con la transversalidad “al reves” aquí propuesta lo que se pretendería es el lograr que aquellos grupos que debido a su propias características tienen dificultades para identificarse con la institución o con su cultura (y tanto por una, otra o más bien ambas, tampoco con sus modelos lingüísticos y simbólicos) pudieran a través de otras actividades recibir explicaciones de las materias académicas mediante entornos y lenguajes que les sean más afines. De este modo se ayudaría a romper las secuencias de criba que legitiman la propia estructura escolar en su función de aparato reproductor del modelo social y perpetuador de sus diferencias.

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