miércoles, 21 de mayo de 2008

Acta de la 11ª sesión (15 de mayo de 2008)

Andrea TAMARGO ALONSO (alumna)
Paula TORRES GARCÍA (alumna)
María VILLA TAMARGO (alumna)
Carmen ÁLVAREZ ÁLVAREZ (antigua alumna invitada)
Sandra CARRANZA LÓPEZ (alumna)
Laura BURIA SANTOS (alumna)
José María ROZADA MARTÍNEZ (profesor)

En esta ocasión hemos visto el vídeo de una entrevista realizada por Eduard Punset al psiquiatra Claudio Naranjo (http://es.youtube.com/watch?v=GLJTBct5pZ0)

Claudio apuesta por aplicar la psiquiatría al mundo social, partiendo de que la sociedad está enferma. Considera que el único remedio que existe es cambiar una educación que ahora está orientada a la socialización. Se trataría de cambiar el mundo a través del cambio en la conciencia individual. Cree en una educación integral, holística. Claudio Naranjo comenta que se habla de una educación emancipadora, pero no hay una educación emocional. Las personas llegan dañadas a la escuela, es decir, malhumoradas, rabiosas, etc. y eso se transmite generacionalmente. Los educadores son los primeros dañados, y alguien dañado no enseña correctamente lo que debe enseñar, que no es una mera formación académica, sino que va más allá, pretende dar una dimensión espiritual, ayudar a transformar la educación.

Otro punto que Naranjo trata es lo que denomina crisis educativa, derivada según él del hecho de que la gente no quiera aprender, a partir de lo cual generan trastornos de atención, dislexias y otras problemáticas. Lo que ocurre es que nadie soporta que se le instruya a la fuerza, en contra de la propia voluntad. Hace referencia en este sentido a los pedagogos libertarios, que consideran que no se debe enseñar al niño, sino ayudarlo a aprender, en contra del significado de transmisión forzada de información que el psiquiatra atribuye a la educación.

Naranjo hace referencia al carácter academicista de la escuela, una institución que se basa en pruebas y exámenes, no asegurando la eficacia en el futuro desempeño profesional, no adaptando todo ello a la realidad de la vida. Afirma que lo que se aprende bajo presión se olvida pronto.

Claudio Naranjo considera que lo que se debe hacer es construir personas sanas, es decir, personas que viven la libertad de forma productiva y socialmente útil. Si la educación no se orienta a formar este tipo de personas, se debe a un miedo irracional: el miedo a la libertad.

Otro concepto que el entrevistado menciona es el de virtud. En torno a ello alude a las normas como algo que, pese a tener un buen contenido, no es beneficioso, pues en sus propias palabras se traduce a un “decreto policial”, a un policía en nuestro interior del que debemos liberarnos.

Para finalizar, cita y explica brevemente tres tipos de amor que configuran lo que él considera el buen amor, a través de los cuales, sin ausencia de ninguno, se alcanza la satisfacción y la plenitud. En primer lugar habla del amor al prójimo, en segundo lugar del eros, que sería el de los enamorados y gira en torno al goce, y por último del amor a lo divino, no necesariamente a un Dios como creencia, sino a los valores, a la justicia, sería el “amor que mira al cielo”, en palabras de Claudio Naranjo.

Sus últimas aportaciones se refieren al respeto, a partir del cual el mundo se hace grande, y a la incorporación e imitación de lo admirable como aprendizaje.

Tras el visionado, hemos comentado en clase algunas cuestiones relativas al vídeo. Consideramos que la solución no pasa sólo por la parte emocional y que la psicología no es la panacea. La sociedad no cambia por “sanar” a las personas individualmente, aunque esto no deje de tener importancia.

Estamos de acuerdo en que el profesor ha de prestar atención al mundo emocional del que parten los alumnos y también él, pero lo cierto es que la educación no puede orientarse desde ninguna disciplina en particular: la psicología tampoco, porque eso es demasiado reduccionista.
En el debate surge lateralmente la cuestión del aprendizaje por descubrimiento. Los alumnos tienen que aprender y se les debe enseñar. La mayoría de lo que aprenden no lo descubren por sí mismos porque no es posible descubrirlo todo, lo cual no quiere decir que no se les tengan que ofrecer oportunidades para que experimenten el placer de descubrir, sino que la transmisión de conocimientos tiene que darse para que se produzca un avance.

En esto estábamos cuando llegó Laura, como siempre, a la carrera, tras concluir su horario de trabajo. Volvimos entonces a ver el video nuevamente, pues fue ella quien se había comprometido a preparar unos comentarios acerca del vídeo para presentarlos en clase.

Partiendo del comentario anterior se generaron muchos otros por parte tanto del profesor como del resto de alumnas. Se atendió a una afirmación de Naranjo sobre la enfermedad de la educación. El psiquiatra decía que la enfermedad se desarrolla generacional y educativamente. En clase consideramos que la educación no cumple el papel de curar, pero tampoco es el origen del mal (de hecho la sociedad siempre estuvo "enferma", antes de que existiese el sistema educativo), sino que esa enfermedad se origina en la crianza, de donde vendría también la falta de felicidad.

Por otro lado, sobre la virtud entendida como normas, concluimos con que estamos de acuerdo, es decir, defendemos que existan unas reglas, una disciplina. En contra de lo que dice Naranjo, no creemos que limiten la libertad, sino que fomentan el respeto por la libertad de los demás, que aunque limite la nuestra es necesaria para una vida social en armonía.

Tras el debate sobre el vídeo, Andrea leyó un artículo de Laporta ("La educación en valores"). El autor habla primeramente de la función de guardería que en estos tiempos se atribuye a la escuela, y a la tensión a la que se ven sometidos los docentes ante una responsabilidad educativa tan pesada y casi exclusiva, que los padres hacen recaer en la institución educativa y el profesorado.
Otra cuestión que aborda el artículo es la confrontación entre los valores de la escuela y los “valores de la calle”; es decir, antes, la escuela, como fuente de transmisión de valores, los transmitía de manera coherente con el resto de agentes sociales. Hoy en día los medios de comunicación, el grupo de iguales, la familia, en resumen, el entorno que nos rodea, nos presenta otro tipo de ejemplos que no son los más adecuados, y que entran en contradicción con los que la escuela ha de defender y suele apoyar. Todo ello nos hizo pensar el cambio de la escuela, cómo antes transmitía valores acordes con los que abanderaban el resto de agentes sociales

Por último, hemos visto un vídeo aportado por Paula, que combina música de fondo, secuencia de imágenes paradisíacas, tiernas, emotivas… en fin, que llama la atención del espectador, en el que un, digamos narrador, nos da una serie de consejos para ser más felices, para vivir en armonía, para disfrutar de lo que nos ofrece la vida día a día… Trata varias cuestiones y valores como la vida misma, la juventud, la vejez, el cariño, el respeto…

En relación a este último vídeo, llegamos a la conclusión de que apela más a la emoción que a la razón, por toda la “parafernalia” que contiene. Atrae la atención e invita a la reflexión, pero a una reflexión momentánea, pues pasado el tiempo quizá es más fácil acordarse de la canción de fondo o de una imagen en concreto que del discurso verbal, un discurso que viene a ser un claro ejemplo de la gran cantidad de mensajes morales que pululan por todas partes, procedentes de las más diversas fuentes y presentados en todo tipo de soportes.

Tras estas últimas conclusiones, despedimos la clase hasta la próxima sesión.

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